Karen Salas Nava (Monterrey, México) es artista y diseñadora formada en diseño industrial y gráfico por el Tecnológico de Monterrey. Su práctica escultórica —ubicada entre el arte contemporáneo, el diseño emocional y una ética del cuidado— se enfoca en la transformación poética de la madera recuperada, convertida en memoria tangible.

Desde su taller en Monterrey, crea esculturas sobrias y meditativas con maderas de árboles caídos por causas naturales. En ellas, vetas, grietas y manchas —incluidas pigmentaciones provocadas por hongos— no se corrigen: se celebran como huellas de vida. Cada pieza es un contenedor de historia, presencia y transformación.

Con una estética que remite al Arte Povera y al diseño japonés Kansei, sus formas orgánicas, casi litúrgicas, invitan a la contemplación y al tacto. La repetición de líneas y texturas genera un ritmo visual sereno, evocando ciclos vitales y una sensación de cuidado silencioso.

Su obra nace tras una experiencia colectiva de pérdida, vivida durante la pandemia y la sequía que afectó a Monterrey. A raíz de ello, participó durante dos años en consultas de cuidados paliativos como parte de una investigación sobre el duelo y el acompañamiento emocional a través del diseño. De ahí surge su convicción: el amor no desaparece, se transforma.

Karen ha exhibido en Espacio Vogue, Casa AD y Design Week México, y forma parte de colecciones privadas en México y Europa. Es fundadora de Palliare, tienda de diseño emocional, y de Alasava, colección escultórica sobre la memoria. En su taller Prodim, fusiona técnicas artesanales con tecnologías como el CNC y el modelado 3D, recordándonos que el arte es una forma de evolución que deja huella.